El aula Pablo VI volvió a convertirse en el epicentro logístico del Sínodo, donde estarán los 368 miembros hasta finales de octubre para dialogar sobre el rumbo de la Iglesia.
Francisco inauguró la primera sesión. En su discurso, dio algunas claves de lectura sobre lo que ha querido para este Sínodo. Dijo que su decisión de convocar a laicos y consagrados fue en coherencia con el Concilio Vaticano II.
FRANCISCO
La presencia en la Asamblea del Sínodo de los Obispos de miembros que no son obispos no disminuye la dimensión "episcopal" de la Asamblea. Y digo esto por algunas de las comentarios que han ido de un lado a otro. Menos aún supone limitación o derogación alguna a la autoridad propia del Obispo individual y del Colegio Episcopal. Más bien señala la forma que está llamado a adoptar el ejercicio de la autoridad episcopal en una Iglesia que es consciente de ser constitutivamente relacional y, por tanto, sinodal.
Pero Francisco dijo que esta concepción inclusiva del ministerio episcopal no está exenta de peligros que hay que evitar. Por ejemplo, este.
FRANCISCO
Romper la comunión enfrentando a la jerarquía con los fieles laicos. No se trata, ciertamente, de sustituir a unos por otros, excitados por el grito: ahora nos toca a nosotros. No, esto no va. Ahora nos toca a nosotros, laicos; ahora nos toca a nosotros, sacerdotes…. Esto no va. En su lugar, se nos pide que practiquemos juntos un arte sinfónico.
Otras de las intervenciones de la tarde fueron las de los cardenales Grech, Hollerich y Aguiar Retes.
CA