Pedir perdón por los errores cometidos. Esa fue la intención del papa al convocar una vigilia penitencial en la antesala del Sínodo. Fue el propio Francisco el que plasmó por escrito los que consideró los siete principales pecados de la Iglesia.
FRANCISCO
Quise escribir las peticiones de perdón que leyeron algunos cardenales, porque era necesario llamar por su nombre a nuestros pecados mayores, que ocultamos y decimos con palabras demasiado educadas.
Entre esos cardenales, algunos prefectos de dicasterios, como Victor Manuel Fernández, de la Doctrina de la Fe, o el cardenal O'Malley, al frente de la comisión vaticana contra los abusos a menores.
Fue lo que le sucedió a Laurence cuando tenía 11 años en un pueblo al sur de África. Contó su testimonio. También habló de la herida que esta lacra ha abierto en la Iglesia.
Las consecuencias de estos abusos se extienden mucho más allá de los muros de la Iglesia. Han sacudido la fe de millones de personas, han empañado la reputación de una institución a la que muchos buscan como guía, y han provocado una crisis de confianza que repercute en toda la sociedad.
Los otros dos testimonios vinieron de la mano de dos mujeres: una monja que habló de la guerra en Siria y la directora de la Fundación Migrantes en la Región de la Toscana.
CA