Así entraba Francisco a la catedral de Notre Dame para su encuentro con los católicos de Luxemburgo. Hay quien no quiso desperdiciar la oportunidad de poder saludar de cerca al papa.
Un emotivo recibimiento resumido en estas imágenes: la cercanía y el cariño de Francisco con un grupo de enfermos. Sus caras hablaban por sí solas…
Al papa le hicieron este baile de bienvenida, enmarcado en la Laudato Si'. También escuchó tres testimonios, uno de ellos de una representante de la comunidad lingüística, que le habló de los migrantes y refugiados. Y Francisco tomó así el testigo…
FRANCISCO
Tened compasión, dice el Señor ya en el Antiguo Testamento, de los abandonados. En aquel tiempo, se abandonaba a las viudas, a los huérfanos o a los extranjeros, a los migrantes. Los migrantes entran en la revelación. Muchas gracias al pueblo y al gobierno de Luxemburgo por lo que hacen por los emigrantes. Muchas gracias.
Francisco también se refirió a la secularización. Es uno de los grandes desafíos que enfrenta la Iglesia en el corazón de Europa. El papa intentó dar respuesta a este problema.
FRANCISCO
La Iglesia, en una sociedad secularizada, evoluciona, madura, crece. No se repliega sobre sí misma, triste, resignada. No, no. Más bien acepta el reto, en fidelidad a los valores de siempre, de redescubrir y revalorizar de un modo nuevo los caminos de la evangelización, pasando cada vez más de un simple planteamiento de atención pastoral al del anuncio misionero. Y para eso hace falta valor.
Al terminar, le regalaron al papa una señal con la palabra “periferia”, signo de su pontificado. Dijo que lo regalaría a la caridad, un gesto que, explicó Francisco, es de cercanía a los más pobres.
Y de ese encuentro al aeropuerto, porque el papa continuó con su viaje, dejando Luxemburgo y poniendo rumbo a Bélgica.
CA