Francisco pone rumbo a Bélgica para una visita que no será nada fácil desde el punto de vista pastoral. Son muchos los desafíos que enfrenta la Iglesia en Europa, empezando por las cifras. Una preocupación de la que el papa habló, por ejemplo, en 2021, con los obispos europeos.
FRANCISCO
Puede que este sea también nuestro problema: Dedicar energías a estudiar las distintas posiciones de la Iglesia, debates, agendas y estrategias, y perder de vista el verdadero programa, el del Evangelio: el impulso de la caridad, el ardor de la gratuidad.
En Bélgica, aunque más de dos tercios son católicos, la gran mayoría es no practicante. Desde 2017, la asistencia a misa los domingos ha disminuido un 44%. De hecho, muchos de los grandes edificios religiosos ahora tienen otros usos.
Y, si no, vean, por ejemplo, estas imágenes: una iglesia que perteneció a los franciscanos menores hasta 2006 se renovó convirtiéndose en un lujoso hotel. Pero no se queda ahí. La dificultad para mantener las parroquias hizo que la de San Antonio de Padua, en Bruselas, pasase a ser un rocódromo.
Y no solo preocupa la falta de fieles; también de agentes pastorales. En seis años, Bélgica ha perdido 915 sacerdotes diocesanos. De los que quedan ahora, más de la mitad ya supera los 75 años. Esto ha hecho que un porcentaje importante del clero sea extranjero, de países como El Congo o La India.
En Bélgica, Francisco lidiará también con la que ha sido una de sus grandes luchas: los abusos. Su posición siempre ha sido clara, como recalcó en el vuelo de vuelta de Asia.
FRANCISCO
Debemos hablar claramente de estas cosas, no escondernos. El trabajo contra el abuso es algo que todos tenemos que hacer: pero no solo contra el abuso sexual, sino contra todo tipo de abuso: abuso social, abuso educativo, cambiar la mentalidad de las personas, quitarles la libertad… El abuso es, en mi opinión, algo demoníaco, porque todo tipo de abuso destruye la dignidad de una persona.
Un asunto que en en Bélgica se lleva arrastrando desde hace años. Aunque la Santa Sede no ha confirmado el encuentro, desde la Conferencia Episcopal belga señalan que habrá una reunión privada del papa con 15 víctimas.
Y uno de los escándalos más sonados fue el del arzobispo emérito de Brujas, a quien Francisco expulsó del sacerdocio el marzo tras ser declarado culpable de abusos a menores.
Desde el Vaticano, explican que Francisco es consciente de lo que se ha sufrido en Bélgica con el caso del prelado y que se podría esperar una referencia al respecto en alguno de sus discursos.
Pero el motivo oficial de este viaje es para celebrar los 600 años de la universidad católica de Lovaina, que se dividió en dos en 1970: la de lengua flamenca y la francesa. La disputa lingüística en Bélgica es otro de los grandes problemas del país; un asunto que ha llevado durante décadas a discrepancias políticas y sociales entre los locales.
En el contexto de esa visita, Francisco también mantendrá un encuentro en la universidad con refugiados llegados a Bélgica. Una muestra más de la preocupación del papa por los migrantes, más aún en un continente que está pasando por su punto álgido y al que Europa como institución está intentando dar respuesta.
CA
