Esta es la imagen normal que se suele ver en visitas oficiales en el Vaticano o en audiencias privadas con el papa: las mujeres deben ir vestidas de negro.
Sin embargo, según el protocolo vaticano, solo hay siete mujeres en el mundo que gozan del privilegio de poder ir de blanco delante del papa. Son las soberanas católicas y las consortes de los monarcas católicos de las siguientes casas reales europeas: España, Bélgica, Luxemburgo y Mónaco.
De España, la reina emérita, doña Sofía, que se ha llegado a reunir con los cinco últimos papas, desde Pablo VI hasta Francisco.
Este privilegio pasó a Letizia al convertirse en reina de España en 2014. En su visita al papa, pocos meses después de la proclamación, la ya monarca iba de blanco. Pero esto no es una obligación.
Por ejemplo, Charlene de Mónaco, la mujer del príncipe Álberto que, a pesar de poder vestir de blanco y haberlo hecho anteriormente, la última vez que estuvo con el papa fue de negro.
Lo mismo hizo la gran duquesa María Teresa, de la familia real de Luxemburgo, que decidió ir de negro a pesar de adquirir este privilegio cuando se convirtió en consorte en el año 2000.
También pueden ir de blanco las soberanas belgas: la reina emérita, Paola, y la actual, Matilde. Esta última mantuvo un encuentro con Francisco a mediados de septiembre de 2023.
Sin embargo, hay algunas excepciones. Por ejemplo, la reina Máxima de Holanda no renunció a ser católica al llegar al trono tras casarse con el entonces príncipe Guillermo, pero no puede vestir de blanco ante el papa.
CA