Así fue el momento en el que Notre Dame recuperó sus ocho campanas. Se retiraron en 2023 para restaurarlas después del trágico incendio que devastó la catedral de París.
Pero cinco años después, esas campanas no serán las únicas que volverán a sonar. Hay que añadir una más: la de los Juegos Olímpicos de 2024. Es la conocida como “campana de la victoria”. Su nombre ya dice mucho: el sueño de los atletas es hacerla repicar.
Dentro de unos meses, ya no será solo de los deportistas, sino la llamada a Notre Dame de parisinos, peregrinos y turistas. Uno de los símbolos de la capital francesa que volverá a relucir como antes.
Será el 8 de diciembre. Y aunque Macron invitó formalmente al papa a la reapertura, Francisco dijo que no iría a París; lo más probable, por sus compromisos en Roma ese mismo día.
Lo que sí se sabe es que la reconstrucción avanza en los últimos meses a pasos agigantados. En diciembre, el arzobispo de París bendijo el gallo dorado que después se subiría a lo alto de la aguja, a 96 metros del suelo. El antiguo quedó destrozado y se tuvo que realizar uno nuevo. Lleva reliquias salvadas del incendio y los nombres de las 2.000 personas implicadas en las obras.
Y en mayo, también se reinstaló la cruz del ábside, que sobrevivió al fuego, pero tuvo que ser restaurada de manera meticulosa en Normandía. De 12 metros y con un peso de tonelada y media, ya vuelve a estar en el corazón de París.
El proceso de reconstrucción de Notre Dame no ha sido fácil. Primero, por el impacto espiritual para los católicos franceses. También, para los turistas: más de 12 millones de personas visitaban al año el monumento.
Por último, los costes. Se espera que el total ascienda a 700 millones de euros para la puesta a punto de la catedral; pero el vuelco de los fieles ha sido impresionante. 846 millones de euros repartidos en 340.000 donaciones en 150 países.
CA