Francisco realizó un importante viaje a uno de los lugares más remotos para el cristianismo: el Sudeste Asiático y Oceanía; lugares donde la Iglesia católica tiene menos peso y donde la última visita papal tuvo lugar hace décadas.
En Indonesia el mensaje más importante fue este:
Los gestos de afecto con el imán de la mezquita de Yakarta. En el país con más musulmanes del mundo y en su templo principal, ambos enviaron un mensaje contra el fundamentalismo religioso.
Indonesia garantiza la libertad de culto para los cristianos, pero en los últimos años ha visto amenazada esta tolerancia por culpa de atentados terroristas contra iglesias como los que hubo en 2018 o 2021; en los que hubo siete víctimas mortales además de los suicidas.
Allí Francisco, quizás consciente de que le podría mirar parte del mundo musulmán, sorteó con elegancia un delicado obstáculo: el de la evangelización entre los musulmanes, que en algunos países del mundo es motivo de discriminación o incluso de persecución. El papa salió del paso recordando a las instituciones públicas que los cristianos estárán siempre al servicio del bien común y que hay un tipo de evangelización que él mismo rechaza: la que, en el fondo, no respeta a la persona.
FRANCISCO
La Iglesia católica se pone al servicio del bien común y desea reforzar la colaboración con las instituciones públicas y otros sujetos de la sociedad civil, pero nunca haciendo proselitismo, nunca. Respeta la fe de cada persona.
En Papúa Nueva Guinea el papa lanzó otro gesto elocuente dirigido a toda la Iglesia para recordar su identidad misionera: porque allí, además de los encuentros oficiales y protocolarios quiso visitar un lugar remoto para estar con los misioneros que viven allí.
En su tercera parada, en Timor Oriental el mensaje más destacado del papa fue a los jóvenes. Este país, de fuerte tradición católica, es uno de los más pobres del mundo y la violencia es constante tanto dentro de la propia familia como fuera. Y la situación hace las delicias de los traficantes de droga. Por eso el papa pidió a los jóvenes que no se dejen aplastar por las dificultades y que inviertan sus energías en proyectos que les ayuden a salir del círculo vicioso en el que viven.
FRANCISCO
Y un hombre, una mujer, un joven, una joven que no se gobierna a sí mismo es esclavo. Es dependiente. No es libre.
Y un joven tiene que soñar. ¿Y cómo se hace, padre, para soñar? ¿Se bebe alcohol? No. Si haces eso vas a tener pesadillas. Los invito a soñar, a soñar cosas grandes. Un joven que no sueña es un jubilado de la vida.
A nivel espiritual el papa también lanzó reflexiones profundas en lugares difíciles, como en este centro de atención a niños discapacitados.
FRANCISCO
Cuando Jesús habla del juicio final le dice a unos vengan conmigo. Pero no les dice vengan conmigo porque estuvieron bautizados, porque estuvieron confirmados, porque se casaron por la Iglesia, porque no mintieron, porque no robaron. No. Vengan conmigo porque me cuidaron.
Francisco se dejó interpelar ante la imagen que había ante sus ojos: el cariño y la atención que este grupo de religiosas prestaba a los niños mutilados y abandonados.
FRANCISCO
Quiero agradecer lo que hacen. Y quiero agradecer también a las nenas y a los muchachos y a los chicos y a las chicas que nos dan el testimonio de dejarse cuidar TRADUZIONI E APLAUSI. Porque ellos nos enseñan a nosotros cómo debemos dejarnos cuidar por Dios.
En el viaje también se escucharon testimonios que dejaron huella; como el de este catequista de 87 años que para impartir las clases recorría a pie hasta 10 kilómetros independientemente del clima. Dejó de hacerlo a los 82 y el papa le dedicó este comentario.
Parece que este hombre ha hecho la competencia al apóstol San Pablo.
En ese encuentro también reflexionó sobre el desafío de inculcar la fe en una determinada cultura.
FRANCISCO
La predicación de la fe tiene que inculturarse en la cultura de ustedes y la cultura de ustedes tiene que ser evangelizada. Y esto vale para todos los pueblos, no solo para ustedes.
La última parada fue un país estratégico: Singapur; una de las grandes economías del planeta. Un país cercano a China pero que mantiene buenas relaciones con el bloque Occidental. Allí Francisco recordó la responsabilidad que tiene cada país para construir la paz e instó a realizar todos los movimientos diplomáticos posibles para conseguirlo. Ahí puso punto final al viaje más largo de su pontificado; viaje en el que volvió a dejar imágenes que no se veían desde hace décadas. La de un papa en tierras tan lejanas de Roma.
JRB