El paso de Francisco por Timor Oriental se ha podido definir como éxito rotundo: a la misa a la cual participaron más de 600.000 personas se unieron los constantes actos de devoción de los habitantes del país. Algunos se arrodillaban para besarle las manos. Otros dejaban sus pañuelos en el suelo para que el papa pasara por encima de ellos en señal de respeto. La gente se aglomeró en las inmediaciones del aeropuerto para ver al pontífice despedirse de su país, donde la visita fue todo un evento.
JRB