La migración ha sido un tema recurrente en el pontificado de Francisco. Pero tres son los gestos concretos que el papa ha tenido hacia los migrantes.
Cuando viajó a Lesbos en 2016, volvió a Roma con 12 personas, la gran mayoría niños. Eran tres familias sirias afectadas por la guerra. Lo habían perdido todo. En colaboración con la Comunidad de Sant' Egidio, el Vaticano se hizo cargo de su mantenimiento y alojamiento.
En 2021, Francisco regresó a esta isla griega. Allí conoció a esta familia. Vivían en un campo de refugiados. Días después se trasladaron a Roma para que el pequeño fuese operado en el Bambino Gesù. Una historia que el papa siguió de cerca.
-¿Cuándo será la operación?
Hoy vamos a ir al Hospital Bambino Gesù. Ahora mismo.
-¿Y luego lo operan?
…el 27.
-Estoy rezando por ustedes.
Y si de dar oportunidades se trata, el Vaticano contrató como vigilante de los Museos a Pato, un migrante de Camerún. Su historia es conmovedora. Su mujer y su hija de seis años murieron de sed mientras cruzaban el desierto. Él consiguió sobrevivir. Gracias a una ONG, Francisco se hizo eco de su historia.
Otro gesto sorprendente del pontífice fue cuando, en 2015, durante un rezo del ángelus, hizo la siguiente petición a los párrocos de todo el mundo.
FRANCISCO
Que cada parroquia, que cada comunidad religiosa, que cada monasterio, cada santuario de Europa acoja a una familia, comenzando desde mi diócesis de Roma.
Y aunque pase el tiempo, Francisco continúa poniendo la situación migratoria en el foco. De hecho, pospuso su catequesis semanal del miércoles para hacer una profunda reflexión. Fue contundente y claro: “Repeler sistemáticamente a los inmigrantes es un pecado grave”.
CA
