El 14 de agosto se celebra la fiesta del santo que fue martirizado en Auschwitz al ofrecer su vida en lugar de un desconocido: San Maximiliano Kolbe.
Nacido en Polonia en 1894, Kolbe tuvo una visión de la Virgen María con solo 10 años. Ella le ofreció dos coronas: una blanca y otra roja, que representaban la pureza y el martirio. Y él dijo a la Virgen que aceptaría ambas en su vida.
Tras profesar como monje franciscano en 1914, Kolbe estudió en Roma, en la Pontificia Universidad Gregoriana. Fue ordenado sacerdote y, tras terminar sus estudios, regresó a su Polonia natal.
Pero a los pocos años, Kolbe se trasladó a Japón para iniciar una misión con otros cuatro frailes. Allí fundaron un monasterio en la ciudad de Nagasaki para «ganar el mundo para Cristo a través de la Inmaculada». Pasó seis años en misión antes de regresar a su país natal.
Tras la ocupación nazi de Polonia, Kolbe fue finalmente encarcelado. En 1941, durante su estancia en el campo de concentración de Auschwitz, presenció la condena a muerte de diez personas. Kolbe ofreció su vida en lugar de uno de ellos -un padre- y los nazis aceptaron. Murió de inanición en una celda de Auschwitz a la edad de 47 años.
Décadas después de su muerte, en 1982, fue canonizado por un compatriota polaco, Juan Pablo II, que lo declaró «mártir de la caridad».
Y en 2016, durante su visita a Polonia para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud, el papa Francisco rezó en la diminuta y oscura celda de Auschwitz donde fue asesinado San Maximiliano Kolbe.
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TR: CA