Dos horas a solas con el papa. Eso fue lo que vivió el seminario de Getafe, que viajó a Roma para celebrar sus 30 años con Francisco. Unos 40 jóvenes, acompañados de sus obispos y formadores, para los que el pontífice dejó el discurso de lado.
MONS. GINÉS GARCÍA BELTRÁN
Obispo de Getafe (España)
Cuando ha entrado y ha visto 40 seminaristas, de pronto se ha dirigido a mí y me ha dicho: “¿Pero son todos de la misma diócesis? Pues sí. Son todos de la misma diócesis. ¿Y tú que haces para tener esto?
El papa ha respondido, por ejemplo, a temas que son muy del mundo actual, como la relación entre movimientos eclesiales y diocesaneidad; el papa ha hablado de su propia experiencia; alguna pregunta de un seminarista de cómo vivió los momentos vocacionales fundamentales en su vida. Nos ha contado los cónclaves. Él dice: “Bueno, esto ya está publicado y como todo el mundo lo sabe, pues yo lo cuento”… Con esa sencillez que tiene.
No todos los días uno tiene la oportunidad de encontrarse con el papa. Mucho menos de poder hacerle preguntas y compartir inquietudes. Un momento que los seminaristas aprovecharon y del que salieron reflexionando.
JORGE CARRASCOSA
Seminarista
Le han hecho una pregunta sobre la fecundidad, la paternidad. Y él decía… Una frase que ha dicho que “no se es fecundo si no se es padre”; si uno no asume las cosas que le tocan vivir; si no asume a aquellas personas que se le han encargado y solo así, viviendo esa paternidad, es capaz de dar fruto.
ANTONIO SÁNCHEZ
Seminarista
Verle cuando han abierto la puerta; cómo entraba; el buen humor; el ambiente que ha generado, como muy cercano, pues es verdad que ahí ha animado mucho. También ver cómo nos ha confirmado a nosotros en la fe con todo lo que nos ha respondido de las preguntas; ver que nos ha llegado hasta el fondo.
Y además de los consejos del papa, los seminaristas no se fueron con las manos vacías. Francisco les regaló un rosario y una de sus exhortaciones apostólicas.
CA