Hace un año este era el aspecto de la capital portuguesa.
Se celebraba la trigésimo octava edición de la Jornada Mundial de la Juventud. La cuarta presidida por el papa Francisco.
Lisboa acogió a más de un millón de jóvenes católicos venidos de todos los países del mundo. Esta edición había sido pospuesta con motivo de la pandemia.
Para el papa fue toda una prueba. Era el primer viaje que realizaba después de haber sido intervenido en junio.
No solo visitó Lisboa, también se dejó ver en Fátima donde rezó junto a los enfermos.
No obstante, su mayor parte del tiempo la dedicó a los jóvenes. Dejó momentos y mensajes para el recuerdo.
FRANCISCO
Tengan, por tanto, la valentía de sustituir los miedos por los sueños. Sustituyan los miedos por los sueños. ¡No sean administradores de miedos! No sean administradores de miedos sino emprendedores de sueños.
Aunque sin duda, uno de los mensajes más recordado fue la invitación que hizo Francisco a formar, todos, parte de la Iglesia.
FRANCISCO
En la Iglesia hay espacio para todos. “Padre, pero yo soy un desgraciado; soy una desgraciada, ¿hay lugar para mí? Hay lugar para todos. Todos juntos, cada uno en su lengua. Cada uno en su lengua, repita conmigo: “Todos, todos, todos” (“Todos, todos, todos”).
Este ha sido una de las ideas en las que el papa más ha insistido en los últimos meses y uno de los últimos mensajes dejados por el pontífice en la JMJ.
AM/JRB