Con este comunicado el cardenal Lacroix dice que retoma sus funciones como arzobispo de Quebec, después de que la investigación vaticana no encontrara indicios de culpabilidad.
Todo comenzó cuando una mujer le acusó de sobrepasarse con ella en la década de los 80. Por aquel entones el cardenal estaba terminando el seminario y ella tenía 17 años. Su denuncia fue por vía civil y no canónica. Formaba parte de una demanda colectiva hecha por más de un centenar de presuntas víctimas contra distintos eclesiásticos de la diócesis de Quebec.
El cardenal había reiterado su inocencia pero decidió apartarse de la vida pública hasta que se aclarara la verdad.
CARD. GÉRALD LACROIX
Arzobispo de Quebec (Canadá)
Me gustaría reiterar que niego categóricamente las acusaciones que se han hecho públicas. Que yo sepa, nunca he tenido ningún gesto inapropiado con nadie, sea menor o adulto. Mi alma y mi conciencia están en paz con estas acusaciones, que refuto. Aunque mi corazón y mi mente están en paz, también debo confesar que estoy profundamente afectado, como muchos de ustedes, por la magnitud del daño causado por estas acusaciones infundadas. Me comprometo a respetar el proceso judicial de la presente demanda colectiva.
El papa decidió tomar cartas en el asunto y ordenó una investigación paralela a la civil llevada a cabo por un juez retirado. Este, a pesar de que no contó con la colaboración de la presunta víctima, concluyó que Lacroix era inocente.
La denunciante no quiso ayudar en esta investigación porque desconfía del Vaticano. Queda, por tanto, la conclusión en primer grado del juicio no eclesiástico.
JRB