Cuando los jubileos se celebraron por primera vez en Roma corría el siglo XIV. Para conseguir la indulgencia plenaria había que visitar dos basílicas: la de San Pedro y la de San Pablo Extramuros. Los que vivían en la ciudad debían realizar 30 visitas y los que vivían fuera de Roma, 15.
Al parecer, unas 200.000 personas visitaron la Ciudad Eterna en el que fue el primer Jubileo romano.
BARBARA FRALE
Archivo Secreto Vaticano
Para una persona de la Edad Media, obtener la remisión de los pecados era algo fundamental. Porque la vida entera estaba vista desde el punto de vista de conquistar la salvación tras la muerte. Por eso, la gente se aventuraba, incluso con viajes peligrosos, recorriendo grandes distancias. Basta pensar, por ejemplo, en las peregrinaciones a Jerusalén en las que se corría el riesgo de ser martirizado por los sarracenos.
La llegada del Islam a Tierra Santa provocó un cambio en el flujo de peregrinaciones. El número de personas que decidió ir a Roma aumentó exponencialmente. A Jerusalén se dirigieron los cruzados.
GIOACCHINO GIAMMARIA
Instituto de Historia y Arte del Lacio Meridional
Roma, como nueva Jerusalén. Desde el momento en que no se podía viajar a Jerusalén, el lugar donde ha nacido, enseñado y muerto el Señor, aparece Roma, como ciudad sustituta. Roma, la ciudad del paso al cielo de los apóstoles, de Pedro y de Pablo.
En 2025, los peregrinos se unirán a esta tradición centenaria aunque habrá algunas diferencias. La mayoría no hará el viaje a pie, sino en avión, coche o tren.
Y los requisitos para recibir la indulgencia también han cambiado. Los católicos deberán confesarse, manifestar el firme deseo de evitar el pecado, comulgar y rezar por las intenciones del papa.
Bastará visitar al menos una de las cuatro basílicas mayores en lugar de dos y no es necesario que sean San Pedro o San Pablo. Para asegurarse que la indulgencia sea válida se recomienda una sólida preparación previa.
MASSIMO DEL POZZO
Pontificia Universidad de la Santa Cruz
Es una gran manifestación de misericordia y piedad. La Iglesia muestra su maternidad poniendo a disposición medios para arreglar todas las deudas y consecuencias del pecado.
En los últimos años también se ha impuesto una nueva tendencia: la de ampliar la posibilidad de ganar la indulgencia incluso sin ir a Roma. En su lugar se puede realizar una obra de misericordia. El objetivo es facilitar que los fieles puedan acceder a esta gracia especial.
KG
TR: JRB
