El día de San Pedro y San Pablo se celebra con una gran solemnidad en el Vaticano. Se trata de los patrones de la ciudad. Y en su homilía Francisco destacó el celo apostólico que tuvieron los dos apóstoles; cuyo ejemplo muestra que la fe no se debe vivir solo de modo privado.
FRANCISCO
El objetivo de todo eso no es una religiosidad intimista y consoladora como hoy nos presentan algunos movimientos en la Iglesia; una espiritualidad superficial. No. Al contrario.
También lamentó que en la Iglesia haya grupos excesivamente cerrados donde ni siquiera dejan entrar a Cristo. Lo dijo al recordar la escena del Evangelio en donde Dios abre la cárcel en donde está Pedro pero luego, al primer papa, una vez libre, no le reconocen en la primera comunidad cristiana.
FRANCISCO
Las puertas de la cárcel se abren por la fuerza del Señor pero en cambio le cuesta entrar en la casa de la comunidad cristiana. La mujer que le abre piensa que era un fantasma y no le abre. Cuántas veces las comunidades no aprenden esta sabiduría de abrir las puertas.
A Francisco se le notó la voz ronca, aunque es no le impidió realizar la homilía con esta llamada a la conversión de la Iglesia.
En este día de fiesta la estatua del príncipe de los apóstoles se adorna con los ornamentos pontificios cuyo color característico es el rojo.
La solemnidad de San Pedro y San Pablo es una de las celebraciones que más unen al papa con el resto de diócesis del mundo. El pontífice bendice los palios que más tarde los nuncios impondrán a los arzobispos en sus propias diócesis, aunque normalmente todos ellos viajan a Roma para participar en esta celebración.
Antiguamente el cardenal protodiácono, el que se encargaba de anunciar al mundo el “Habemus Papam”, era el encargado de imponer el palio a los arzobispos durante la celebración. Ahora, aunque no será él quien se los imponga, sigue presente en la celebración. Es el encargado de presentar al papa a los arzobispos presentes. En este caso, el encargado debería ser Renato Raffaelle Martin, de 92 años pero desde hace años le sustituye en funciones el cardenal norteamericano Michael Harvey.
JRB
