El 29 de junio es una fiesta especial en Roma: se celebra a sus patronos Pedro y Pablo, los dos apóstoles de la Ciudad Eterna.
Ambos fueron martirizados a causa de la persecución del emperador Nerón. Pedro falleció en la zona del Vaticano y Pablo al sur de la urbe.
Cada 29 de junio el papa preside una misa en la basílica. Esta comenzará a las 9.30 de la mañana. El año pasado el pontífice predicó sobre el “sí” que el primer papa dio a Jesús para seguirle.
FRANCISCO
Es siguiendo al Señor como aprendemos a conocerle cada día; es haciéndonos sus discípulos y acogiendo su Palabra como nos hacemos sus amigos y experimentamos su amor transformador. Ese "ahora" resuena también para nosotros: si podemos aplazar tantas cosas en la vida, el seguimiento de Jesús es inaplazable; ahí no podemos dudar, no podemos poner excusas.
Durante la misa el papa suele bendecir el palio de los arzobispos metropolitanos nombrados a lo largo del último año. La estatua de San Pedro se viste con los ornamentos pontificios solemnes, algo que ocurre solo en dos ocasiones al año.
En este día, la calle que precede al Vaticano, la Via della Conciliazione, se decora con alfombras de pétalos. Y cuando anochece el cielo de Roma se ilumina con fuegos artificiales lanzados en honor al papa.
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TR: JRB