Estos son los documentos de una vida: la de Chiara Corbella. Cientos de informes recopilados en cajas selladas para su proceso de beatificación, que recogen las virtudes y testimonios relacionados con la joven italiana, que murió en 2012, a los 28 años, tras sufrir un cáncer.
Una ceremonia emotiva bajo la mirada atenta de sus padres, su marido, Enrico, y su hijo, Francesco. Fue el tercer embarazo de Corbella. Los dos anteriores murieron por malformaciones poco después de nacer. Mientras el matrimonio esperaba la llegada del pequeño, a Chiara le detectaron una dura enfermedad y decidió retrasar el tratamiento para que el bebé pudiese nacer.
Francesco vino en perfecto estado de salud. Incluso se lo presentaron al papa. Pero un año después, tras luchar contra el tumor, Corbella falleció.
ENRICO PETRILLO
Marido de Chiara Corbella
Pensé cuando vi morir a Chiara y la vi morir así, dije: “Señor, no es posible que una de tus hijas haya muerto así. Pienso que también tú debes haber muerto de esa forma, feliz, porque si el amor en la cruz nos hace felices, de alguna manera, Señor, allí también debiste ser feliz, porque el amor no podía defraudarte”.
En 2018, se abrió su proceso de beatificación, cuya fase diocesana concluyó con este rito. Fue en San Juan de Letrán, y lo presidió el vicegerente de la Diócesis de Roma. Presentes, también, los miembros del tribunal que llevaron a cabo la investigación.
La catedral de Roma se llenó de fieles y personas que conocieron de cerca el testimonio de Chiara, como Fabio Rosini, el párroco que acompañó al matrimonio antes de casarse y vivió con ellos la pérdida de su segundo hijo.
FABIO ROSINI
Párroco de Chiara Corbella
Lo más importante de Chiara no es el hecho de que decidiera retrasar ciertos tratamientos para preservar mejor la vida del bebé que esperaba. Esto es un resultado. Por encima está el origen de todo esto, que es el hecho de tener a Dios por padre y de ponerlo todo en sus manos.
El siguiente paso es enviar todos los informes al Dicasterio para las Causas de los Santos para que se continúe con el proceso, a la espera de que algún día, la Sierva de Dios del parche y la eterna sonrisa, pueda ser declarada beata de la Iglesia católica.
CA
