Durante la catequesis semanal en San Pedro el papa reflexionó sobre la capacidad del Espíritu Santo de nutrir la vida espiritual del cristiano a través de la lectura de las Sagradas Escrituras.
FRANCISCO
Entre la palabras de Dios que escuchamos cada día en misa o en la Liturgia de las Horas siempre hay una que está destinada especialmente a nosotros. Algo que toca el corazón. Si la acogemos en el corazón, puede iluminar nuestra jornada y animar nuestra oración. No dejemos que caiga en saco roto.
Aunque en verdad el papa reivindicó el papel de la lectura de las Escrituras comunitaria, la que se realiza en misa. Dijo que es el mejor contexto donde el Espíritu Santo puede hablar al corazón… si el sacerdote no pone obstáculos y hace homilías eficaces que ayuden a traer enseñanzas de la Biblia.
FRANCISCO
Pero la homilía, por eso, debe ser breve. Una imagen, un pensamiento y un sentimiento. La homilía no debe ir más allá de los 8 minutos porque después la gente pierde la tensión y se duerme. Y tienen razón. Una homilía debe ser así y quiero decir esto a los sacerdotes que hablan mucho y que muchas veces no se entiende lo que dicen.
Y el papa también dijo que la homilía debe transmitir algo que lleve a un propósito, a una acción concreta.
En la plaza había unas 15.000 personas y como suele hacer Francisco al terminar cada catequesis, saludó a los obispos presentes, y a algunos grupos de peregrinos además de a los enfermos y a los recién casados.
JRB