La escapada del papa, en este caso, no fue para reunirse con los sacerdotes de una región de su diócesis, Roma.
En este caso el pontífice salió de los muros del Vaticano para ir a la parroquia de Santa Bernadette Soubirous, en la periferia Este de la capital. Allí le esperaban unos 80 jóvenes de la zona. Los chicos lo recibieron así: al ritmo de palmas y canciones.
Francisco estuvo durante una hora con ellos respondiendo a sus preguntas en el que fue el segundo encuentro en preparación al Jubileo. El papa tiene pensado visitar cada mes una parroquia de su diócesis.
Con ellos habló de varios temas como su propia vocación o de la necesidad de dejarse ayudar para salir de los momentos difíciles. Francisco abandonó la parroquia saludando a enfermos y dando caramelos a los más pequeños.
JRB