En la misa de Pentecostés, que celebra la llegada del Espíritu Santo a la Iglesia, el mensaje del papa estuvo centrado en dos aspectos: fuerza y amabilidad.
En primera lugar dijo que el Espíritu Santo imprime fuerza, energía que ayuda a evangelizar a pesar de las dificultades.
FRANCISCO
Sin dejarnos atemorizar por las dificultades, ni por las burlas, ni por las oposiciones que, hoy como ayer, no faltan nunca en la vida apostólica.
Además de la fuerza, el otro aspecto que subrayó el papa, es la amabilidad. Dijo que el Espíritu Santo imprime fuerza para evangelizar pero sin imposiciones.
FRANCISCO
Y gracias al Espíritu podemos y debemos hacerlo (evangelizar) con la misma fuerza y la misma amabilidad.
El cristiano no es prepotente, su fuerza es otra, es la fuerza del Espíritu.
El papa añadió que es importante para el cristiano no olvidar que la evangelización está destinada a todos; no solo a unos pocos privilegiados.
FRANCISCO
No olvidemos esto: todos, todos, todos. No olvidemos esa parábola de los invitados a la fiesta que no quisieron ir: Id a los cruces de los caminos y traed a todos, todos, todos, buenos y malos, todos. El Espíritu nos da la fuerza para seguir adelante y llamar a todos con amabilidad, nos da la amabilidad para acoger a todos.
Tiempo después de que terminara la misa el papa se asomó a la ventana de los apartamentos pontificios para rezar el ángelus con los presentes. Desde allí agradeció a los veroneses la acogida que le brindaron en el día anterior durante su visita a la ciudad italiana que Shakespeare hizo famosa con Romeo y Julieta.
JRB