El papa celebró la misa en el corazón de Venecia: la Plaza de San Marcos. Francisco se acercó al altar en el papamóvil, pero no sin antes detenerse a saludar a los bebés que las madres presentes pusieron en su camino.
En su homilía, recordó algunos de los retos que Venecia ha enfrentado en los últimos años.
FRANCSICO
Venecia es una misma con las aguas sobre las que se asienta, y sin el cuidado y la salvaguarda de este escenario natural podría incluso dejar de existir.
Venecia estuvo a punto de colocarse en la lista de monumentos en peligro de la UNESCO. Los nuevos estilos de vida y el turismo excesivo hace que vivir en Venecia sea complicado. La ciudad ha perdido más de la mitad de sus habitantes con respecto a los años 50.
También se bloqueó el paso de grandes transatlánticos y cruceros por algunas zonas de la ciudad porque la enorme cantidad de agua que mueven puede dañar los fundamentos de la ciudad. Por eso el papa, desde una ciudad estandarte del turismo, pidió que la situación se maneje con cautela.
FRANCISCO
Admiramos su encantadora belleza, pero también nos preocupan las numerosas problemáticas que la amenazan: el cambio climático, que repercute en las aguas de la laguna y en el territorio; la fragilidad de los edificios y del patrimonio cultural, pero también la de las personas; la dificultad de crear un ambiente que esté a la medida del ser humano a través de una gestión adecuada del turismo.
Al terminar la celebración, el pontífice entró en la basílica para venerar las reliquias de San Marcos antes de regresar a Roma.
PA
