A Francisco lo recibieron así unos 60.000 miembros de Acción Católica Italiana, que celebraba su asamblea nacional, bajo el título “Con los brazos abiertos”.
Después de recorrer toda la plaza de San Pedro saludando a los presentes, Francisco quiso reflexionar, precisamente, sobre los abrazos. Dijo que existen tres tipos: el abrazo que falta, el que salva y el que cambia vidas. Pero señaló que en ocasiones es un gesto que puede no ser bien recibido en determinados contextos.
FRANCISCO
Cuando el abrazo se convierte en puño, es muy peligroso. En el origen de las guerras, suele haber abrazos perdidos o rechazados, seguidos de prejuicios, malentendidos, sospechas… Hasta el punto de ver al otro como un enemigo. Y todo esto, desgraciadamente, en estos días, está ante nuestros ojos en demasiadas partes del mundo.
Con bastante sentido del humor, el papa Francisco hizo referencia a una de las palabras que acuñó esta asociación para referirse a los mayores y hacerlos protagonistas de la vida de la Iglesia: el término “adultísimo”. También les dijo que el encuentro que estaban celebrando es un ejemplo de sinodalidad.
FRANCISCO
Y, a propósito, me gustaría añadir una última reflexión -es la última. Ahora termino. Estad tranquilos-. Veros aquí, veros a todos juntos -niños, familias, hombres y mujeres, estudiantes, trabajadores, jóvenes, adultos y "adultísimos" (como llamáis a los de mi generación)- me hace pensar en el Sínodo.
Francisco los invitó a participar en el proceso sinodal y los animó a ser “atletas y abanderados de la sinodalidad”.
Al terminar, Francisco quiso saludar a muchos de ellos. Bendijo a una mujer embarazada y a su bebé. Parece que alguno de los más pequeños escuchó atentamente y captó de forma clara el sentido del mensaje del papa. Prueba de ello es esta niña, que no quiso separarse, nunca mejor dicho, del abrazo de Francisco.
CA