El papa dedicó su catequésis semanal a una virtud cardinal: la templaza. Recordó que, en griego, templanza significa tener poder sobre sí mismo. Añadió que el templado piensa antes de hablar y no se deja arrastrar por sus pasiones.
Francisco pidió a los fieles que recen por alcanzar el don de la templanza, que es el “equilibrio en el vivir”. Añadió que quien es templado “no permite que un momento de rabia destruya sus sus relaciones, especialmente en la vida familiar”.
RESUMEN DE LA CATEQUÉSIS DEL PAPA
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy reflexionamos sobre la templanza, que es la cuarta y última virtud cardinal. Se trata de la virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. La persona que vive esta virtud es sobria y mesurada, tiene capacidad de autodominio y no se deja arrastrar por las pasiones.
En un mundo que exalta los excesos y el desenfreno, la templanza nos ayuda a poner orden en el corazón, a vivir con sabiduría y a buscar la justa medida a todas las cosas. Esta virtud asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad.
También nos hace apreciar mejor los bienes que recibimos y las relaciones que establecemos con los demás. La Palabra de Dios a menudo alaba la virtud de la templanza, que está relacionada con actitudes evangélicas como la pequeñez, la discreción, la vida escondida y la mansedumbre.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos a Cristo resucitado que nos enseñe a vivir con sobriedad y en acción de gracias por tantos dones que recibimos de su generosidad.
Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.
PA