El emblemático Fiat 500 blanco del papa se detuvo ante la iglesia de San Juan María Vianney, en las afueras de Roma. Allí el papa pasó el rato con un grupo de 200 niños.
Este fue el primer encuentro de las llamadas “Escuela de Oración” del papa, que se organizan con motivo del Año de Oración que precede al Jubileo. Todos los niños formaban parte de grupos de catequesis que se preparan para la primera comunión.
El papa comenzó su encuentro entre bromas.
Me dijeron: tenga cuidado, tenga cuidado, señor Papa. Tenga cuidado porque los niños hacen mucho alboroto. ¿Es verdad eso de que los niños arman alboroto?
-¡No!
¿Están todos con las manos así y rezando?
-Sí
¿Sólo así?
-Sí.
Pero atención. No se dicen mentiras.
A continuación, el papa dedicó prácticamente una hora a responder a las preguntas de los niños. Les dio una breve catequesis sobre tres frases que tienen que ver con las relaciones con los demás: gracias, permiso y perdón.
Al reflexionar sobre el agradecimiento y la oración a Dios, una niña planteó al Papa Francisco una pregunta difícil.
¿Cómo puedo dar gracias y rezar al Señor aunque esté pasando por un momento de mi vida así, así?
En momentos de dificultad, en momentos de enfermedad, ¿también hay que dar gracias al Señor o no?
Sí
Sí. Damos gracias al Señor porque nos da la paciencia para soportar la dificultad. Y esto es algo hermoso, porque si no tenemos paciencia, no podemos seguir adelante con la vida, ¿verdad?
Otro preguntó al papa cómo él agradece a Dios el haber sido elegido pontífice.
¿Quién debe dar las gracias al Señor? ¿Yo o vosotros?
Todos.
Pero nosotros debemos aprender esto. Ella me preguntaba si yo he dado gracias al Señor y cómo le di las gracias. Siempre en la vida nos guía el Señor. ¿Habéis entendido esto? Siempre el Señor en la vida nos lleva adelante, nos lleva a ese camino, a ese otro. Debemos obedecer al Señor cuando nos guíe.
Al terminar este encuentro, el salón parroquial se llenó con los cantos de los niños.
Estas visitas imitan los encuentros que Francisco organizó durante el Jubileo de la Misericordia del en 2016. El tono de esos encuentros era menos catequético y menos centrado en la oración porque el objetivo era promover el acercarse a personas en dificultad.
KG
