El papa sí que presidió la Vigilia Pascual del sábado tras la ausencia del Vía Crucis anunciada en el último minuto.
Esta celebración inició en la completa oscuridad para simbolizar un mundo sin Dios… hasta que se anuncia la resurrección.
A Francisco se pudo un poco frágil pero decidido. Reflexionó sobre la gran piedra que sigilaba la tumba de Jesús.
FRANCISCO
A veces sentimos que una piedra sepulcral ha sido dejada con todo su peso en la entrada de nuestro corazón, sofocando la vida, apagando la confianza, encarcelándonos en la tumba de nuestros miedos y amarguras, bloqueando el camino hacia la alegría y la esperanza.
Una idea que retomó también al día siguiente antes de la bendición Urbi et Orbi, pero aplicada no solo a nivel personal sino internacional. Dijo que hoy en día hay demasiadas piedras que aplastan a la humanidad: el terrorismo, la trata de seres humanos y, sobre todo, la guerra.
De hecho el papa hizo un fuerte llamamiento por la paz en el mundo y pidió gestos humanitarios concretos. Por ejemplo: intercambio de presos entre Ucrania y Rusia, “todos por todos”, que se garantice la llegada de material humanitario a Gaza, que se liberen los rehenes secuestrados por Hamás el 7 de octubre y que se pacte un inmediato alto al fuego. El papa desató un fuerte aplauso en la plaza al hacer estas peticiones.
FRANCISCO
No permitamos que las hostilidades actuales continúen a tener graves repercusiones en la población civil, que están extremados, y sobre todo en los niños. Cuánto sufrimiento vemos en los ojos de los niños. Se han olvidado de sonreír esos niños en territorios de guerra.
Además el papa pidió paz en Siria, en el Cáucaso, en el Sahel y en el Cuerno de África. Pidió por las víctimas de las catástrofes climáticas y, también, hizo un llamamiento contra el aborto.
FRANCISCO
En este día en el que celebramos la vida que nos ha sido donada en la resurrección del Hijo, recordemos el amor infinito de Dios por cada uno de nosotros. Un amor que supera todo límite y toda debilidad. Y en cambio, vemos cómo tan a menudo se desprecia el precioso don de la vida. ¿Cuántos niños no pueden ni siquiera ver la luz?
La plaza estaba decorada con más de 30.000 flores y plantas traídas de los Países Bajos; una tradición que inició en 1985 tras la beatificación del carmelita holandés Tito Brandsma, asesinado por los nazis.
JRB