Por segunda vez consecutiva el papa no se presentó en el Coliseo para presidir el Vía Crucis. El anuncio se hizo en el último momento, cuando el Vaticano comunicó que el pontífice se quedaría en Casa Santa Marta.
Este año había sido él mismo quien, personalmente, había escrito las reflexiones que acompañan las 14 estaciones de la oración. Normalmente el papa se lo encarga a grupos representativos de problemas que hay en el mundo.
Las meditaciones, de hecho, estaban cargadas de un fuerte contenido social. Sin embargo, en esta ocasión, el papa le dio un tono mucho más espiritual.
Las meditaciones están escritas como una conversación con Jesús. Por ejemplo, la undécima estación reflexionaba sobre la superación de los sentimientos de abandono.
…para que cuando sólo vea tinieblas, cuando experimente el derrumbamiento de las certezas y el naufragio del vivir, ya no me sienta solo, sino que crea que tú estás ahí conmigo; tú, Dios de la comunión, experimentaste el abandono para no dejarme más como rehén de la soledad.
Entre las personas que llevaron la cruz en el Vía Crucis había migrantes, personas con dependencias y personas con algún tipo de discapacidad.
KG
TR: JRB