Corría el año 1869 en Roma, cuando una familia noble, los Salviati, decidió dedicar su vida a la caridad. En una pequeña vivienda, habilitaron cuatro camas para los niños enfermos, confiando su cuidado a unas monjas, a las que llamaban “cappellone” por los sombreros tan grandes que utilizaban.
La historia de una morada que se convertiría después en el primer hospital pediátrico de Italia. Todo gracias al gesto de generosidad que mostraron los duques, y que inculcaron a sus hijos.
TIZIANO ONESTI
Presidente, hospital pediátrico Bambino Gesù
Está la anécdota de los hijos de la duquesa Arabella, así se llamaba, que hicieron una hucha propia donde ponían dinero para los más desamparados, para los niños enfermos y las personas más necesitadas. En ese momento, se puede ver, precisamente, ese gesto de donación, que es importante. A la familia Salviati le estamos realmente agradecidos, porque mostraron esta profunda voluntad y sensibilidad.
Fue después cuando pidieron permiso al Vaticano para utilizar el nombre que tiene actualmente, el Bambino Gesù. Este se convertiría más tarde en el conocido como “hospital del papa”.
TIZIANO ONESTI
Presidente, hospital pediátrico Bambino Gesù
Los responsables de esta pequeña morada pidieron permiso al Vaticano, a la Santa Sede, para utilizar el nombre de “Bambino Gesù” y Pío IX autorizó su uso. Este hospital nació entonces de la intuición, digamos, de una familia tan sensible como los Salviati.
Lo llamamos el “hospital del papa” para decir cómo esta cercanía entre el hospital, los problemas de salud, la soledad del dolor de la atención y el mensaje de la Iglesia Católica es tan estrecha.
La atención pediátrica fue creciendo con los años y se abrieron más sedes. Llegaron a atender a más de 33.000 niños. Pero la fecha clave es 1924, cuando la familia Salviati quiso donar a la Santa Sede dicho hospital. Este 2024 se cumple el centenario de aquel momento.
En estos 100 años, el Bambino Gesù se ha convertido en uno de los mejores hospitales pediátricos del mundo. Sus especialistas han atendido casos muy diversos y complejos que, además, los papas han seguido de cerca.
Por ejemplo, esta operación que salvó la vida a dos hermanas siamesas, que estaban unidas por el cráneo. Un procedimiento que duró 30 horas y que involucró a un equipo de 30 médicos y sanitarios. Tras esta exitosa intervención, las gemelas fueron bautizadas por el papa Francisco en casa Santa Marta.
Pero hubo un caso concreto que impresionó al presidente del Bambino Gesù: el de un niño francés cuya última esperanza, según los médicos, era el “hospital del papa”.
TIZIANO ONESTI
Presidente, hospital pediátrico Bambino Gesù
En un momento dado, nos dijeron que había un niño que tenía un tumor grave, un neuroblastoma, me parece, y los propios médicos franceses me dijeron: “La esperanza es el Bambino Gesù de Roma”. Así que acogimos a este niño que desgraciadamente iba a fallecer. Debo decir que el niño aún vive hoy.
Esta es la historia de un hospital que nació por y para la caridad. El objetivo con el que empezó y el que sigue persiguiendo en su día a día.
CA