El papa dedicó su audiencia general a hablar del vicio del orgullo. Invitó a los fieles a luchar contra este modo de ver al otro como inferior y trabajar en ello durante esta cuaresma.
Francisco subrayó que el orgullo envenena las relaciones porque destruye la fraternidad. Añadió que para tratar con una persona soberbia solo se debe ser paciente.
CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO:
Queridos hermanos y hermanas:
En nuestra catequesis de hoy reflexionamos sobre el vicio de la soberbia. Jesús mismo menciona este vicio como uno de los males que provienen del corazón del hombre. La persona soberbia se considera superior a los demás y desea que todos reconozcan sus méritos. Podemos decir que en su interior se esconde la pretensión de querer ser como Dios, tal como vemos en el pecado de Adán y Eva, que nos relata el libro del Génesis.
Este vicio destruye la fraternidad, porque el soberbio no se relaciona con los demás en un plano de igualdad, sino que los trata como inferiores y emite juicios en contra de ellos. En el Evangelio también encontramos ejemplos de personas así, presuntuosas y seguras de sí mismas —como Pedro, que creía que nunca negaría al Maestro—; a esas personas Jesús las medica con el remedio de la humildad.
Esto nos enseña que la salvación no está en nuestras propias manos, sino que es un don gratuito que Dios nos quiere regalar. Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos a María que nos ayude a proclamar con nuestra vida el Magníficat, para poder ser testigos de la alegría del Evangelio con humildad y sencillez de corazón. Que Jesús los bendiga. Muchas gracias.
PA