El protagonista de la canonización no fue Mama Antula, primera santa argentina.
Fue Javier Milei, el presidente argentino elegido hace escasos meses. En el pasado había llamado al papa “imbécil”, aunque ya en campaña electoral pidió perdón. Francisco lo saludó al terminar la ceremonia.
Y también, en otro momento, en el que se pudieron ver con más calma. Francisco estaba tranquilo e incluso bromeaba. Milei estaba emocionado.
¡Te cortaste el pelo!
Me emprolijé. ¿Te puedo dar un beso?
Sí, hijo sí. Un gusto verte. Gracias por venir.
Era el primer encuentro entre ambos tras la elección de Javier Milei que días antes había estado en Israel.
Durante la canonización de Mama Antula, el papa destacó su valentía. Era una laica que colaboraba con los jesuitas pero vivió el período en el que Argentina dependía de la corona española y esta había expulsado a Compañía de Jesús de sus tierras. Ella tomó el relevo de los religiosos y se dedicó a evangelizar a lo largo y ancho del país llevando una característica prenda talar que le había regalado uno de los jesuitas.
FRANCISCO
Hoy ella es para nosotros un modelo de fervor y audacia apostólica
FLASH
Pidamos hoy a María Antonia, Santa María Antonia de Paz y de San José (Mama Antula) que nos ayude mucho. El Señor nos bendiga a todos.
Con respecto a otras canonizaciones esta tuvo una particularidad: se realizó en San Pedro. Será una de las últimas sino la última en la que se ha podido ver el baldachino de Bernini sin andamios. Su restauración está prevista que comience a mediados de mes y que culmine en diciembre, cuando empiece el jubileo.
JRB