Es tradicional que el papa imparta un discurso de inicios de año con los más de 180 embajadores acreditados ante la Santa Sede. Es el discurso político del año en el que el pontífice afronta los grandes desafíos del mundo actual.
Comenzó lamentando la falta de paz, sobre todo tras el último gran conflicto entre Israel y Palestina. El papa, de nuevo, pidió frenar la venta de armas que no hace más que fomentar un mundo más violento.
FRANCISCO
Hay que llevar a cabo una política de desarme, ya que es ilusorio pensar que los armamentos tienen un valor disuasorio. Lo que pasa es lo contrario: la disponibilidad de armas incentiva su uso e incrementa la producción. Las armas crean desconfianza y quitan recursos. ¿Cuántas vidas se podrían salvar con los recursos destinados al armamento?
Francisco no eludió otras cuestiones de ámbito ético. Criticó con dureza el aborto y prácticas como la del vientre de alquiler. Dijo que atenta contra la dignidad tanto de la madre como del hijo.
FRANCISCO
Considero deplorable la práctica de los llamados vientres de alquiler, que atenta gravemente contra la dignidad de la mujer y de su hijo. Se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre. Un hijo es siempre un regalo y nunca el objeto de un contrato.
El pontífice también criticó otras cuestiones como la ideología de género. Dijo textualmente que es “peligrosísima” porque al intentar hacer a todos iguales termina borrando las diferencias.
En 2023 el Vaticano ha reforzado su brazo diplomático. Por ejemplo, ha establecido relaciones con gobiernos como Omán o Vietnam, con los que hasta ahora no había relaciones estables.
KG
TR: JRB