Este sacerdote llegó a Corea del Sur en 1990. Después de tres décadas de trabajo muestra con orgullo uno de los frutos de su acción pastoral: este comedor social por el que cada día pasan 500 personas. Se llama Casa Santa Anna.
Aunque él y sus colaboradores en realidad hacen mucho más: van por las calles de Seúl ofreciendo comida e higiene a los más necesitados de la capital coreana.
P. VINCENZO BORDO
Fundador de Anna's house
¿Dónde están las heridas de Jesús resucitado? Donde hay un pobre, un sin techo, un niño que huyó de casa, allí están las llagas de Jesús resucitado. Así que aquí, en la casa de Ana, no trabajamos para los pobres. Tenemos el honor de acoger a las llagas de Jesús resucitado.
El padre Vincenzo trata de ayudar a los más necesitados pero sin descuidar lo que Francisco suele pedir a los sacerdotes.
FRANCISCO
No dejen abandonados a los que sufren, no dejen abandonado al Señor del Sagrario, convénzanse que no van a poder hace nada con las manos si no lo hacen con las rodillas. Adoración. Silencio eucarístico.
De hecho, la jornada del padre Vincenzo comienza muy alejada del ajetreo de las cocinas y la calle.
P. VINCENZO BORDO
Fundador de Anna's house
Me levanto a las 5 de la mañana, trabajo un poco, rezo, celebro la misa, soy sacerdote católico. Todavía. A las 8:30 salgo de la comunidad y visito las casas de acogida para los niños. Resuelvo los problemas que haya. Me quedo un rato con los niños. Por la tarde, a la hora del almuerzo, vengo aquí a este edificio, almuerzo con algunos sin techo que viven aquí. Y desde la una hasta las siete trabajo en el comedor social, el mismo en el que trabajo desde 1993.
La iniciativa del padre Vincenzo Bordo intenta abordar las necesidades que percibe en la calle. Por ejemplo, el problema de los niños de la calle, que está muy difundido en el país. Vincenzo no quiso esperar a que ellos se aproximaran a la Casa Santa Anna, sino que salió a buscarles con este bus que ahora patrulla la ciudad de 16:00 a 23:00.
P. VINCENZO BORDO
Fundador de Anna's house
Al principio era feliz dando comida a los niños de la calle. Pero cuando me despedía de ellos pensaba: ¿adónde van ahora? Van a la calle. Está oscuro, es peligroso. Pensé que esto no era posible, que teníamos que hacer algo.
Vincenzo se ha identificado tanto con el país que, de hecho, ha adoptado un nombre coreano: Kim Ha Jong. Kim, como el nombre del primer sacerdote coreano y Ha Jong que significa “siervo de Dios”. Dice que esta última frase es “el proyecto de su vida”.
PA/KG
