El papa comenzó y terminó su discurso a la curia hablando de la necesidad del buen humor. Primero felicitando al cardenal Re, de casi 90 años por su vitalidad. Y al final para recordar que humor es una gran medicina para la vejez.
FRANCISCO
Y por favor, prestad atención, no perdamos el sentido del humor, que esto es salud.
A continuación les invitó a reflexionar sobre tres figuras del Evangelio. María, porque sabe escuchar.
FRANCISCO
A veces, también en la comunicación entre nosotros, corremos el riesgo de ser como lobos feroces. Para escucharnos es necesario el silencio interior y también un espacio de silencio entre la escucha y la respuesta. No es un ping-pong.
Y además de María por su capacidad de escuchar a Dios, el papa también puso como ejemplo para la curia el de Juan el Bautista, por su talento para discernir y los Reyes Magos, por su capacidad de salir de la zona de confort.
FRANCISCO
La fe cristiana, recordémoslo, no quiere confirmar nuestras seguridades, hacer que nos acomodemos en fáciles certezas religiosas, regalarnos respuestas veloces a los complejos problemas de la vida. Al contrario, cuando Dios llama suscita siempre un camino, como fue para Abraham, para Moisés, para los profetas y para todos los discípulos del Señor. Él los pone en marcha.
El papa culminó su discurso recordando que el desafío de la Iglesia no está en ver quién tiene razón para superar las divisiones.
FRANCISCO
A sesenta años del Concilio, aún se debate sobre la división entre “progresistas” y “conservadores” y esta no es la diferencia. La verdadera diferencia central es entre “enamorados” y “acostumbrados”. Esta es la diferencia. Solo quien ama puede caminar.
El discurso a la curia es un encuentro que suele mostrar el ambiente que se respira entre pontífice y sus colaboradores más cercanos. Es el único encuentro público del papa con los responsables de todos los departamentos del Vaticano, desde los dicasterios hasta los Museos Vaticanos, pasando por los departamentos económicos.
JRB