Tras felicitar la Navidad a los responsables de la curia y de otros departamentos del Vaticano, el papa se desplazó al aula Pablo VI para hacer lo mismo con los trabajadores.
A ellos les agradeció la labor que realizan, que en ocasiones es escondida. Pero que sea escondida o humilde no quiere decir que sea insignificante.
FRANCISCO
El bien crece sin hacer ruido, se multiplica de modo inesperado y difunde el perfume de la alegría. No olvidéis esto: el bien crece sin hacer ruido y da esa paz, esa alegría al corazón que es tan bonita.
El papa se refería a lo que llamó el tiempo de las redes sociales en el que parece que lo único que se valora son las cosas que hacen ruido.
FRANCISCO
Hoy vivimos en un tiempo que a veces parece obsesionado con la apariencia, todos intentan poner el escaparate a sí mismos. Es el tiempo del maquillaje. Todos se maquillan, no solo la cara, maquillan el alma y esto es feo, y quieren ponerse en el escaparate. Aparentar, especialmente a través de las llamadas redes sociales. Es un poco como querer vasos preciosos de cristal sin preocuparse si el vino es bueno. Pero en familia las apariencias y las máscaras no cuentan o, al menos, duran poco. Lo que cuenta es que no falte el vino bueno del amor, de la ternura y de la comprensión recíprocas. Y el amor, lo sabemos bien, no hace ruido.
Al terminar el papa dedicó mucho tiempo a pasar entre las familias presentes regalando dulces a los niños.
JRB