Francisco pronosticó a sí mismo un pontificado corto pero lo cierto es que de este momento:
A este… han pasado más de 10 años y medio.
Jorge Mario Bergoglio fue elegido cuando tenía 76 años y ahora tiene 87. De cabeza está perfectamente. Lo dicen sus médicos.
SERGIO ALFIERI
Ese hombre tiene la cabeza de un hombre de 60.
Aunque de cuerpo no tanto. La edad pasa factura.
FRANCISCO
Para mí, ahora hacer un viaje no es tan sencillo como al principio.
Porque el 2023 ha sido un año duro desde el punto de vista físico. Además de sus conocidos problemas de rodilla, poco antes de la Semana Santa ingresó en el hospital por una infección pulmonar. En junio volvió al Gemelli pero esta vez para ser operado de una hernia abdominal, lo que hizo temer por su presencia en la JMJ de Lisboa.
SERGIO ALFIERI
¿Cuál es el problema? Que si en los días sucesivos no se pone especial atención en el proceso de cicatrización y o no se cuida la red que pusimos en la pared abdominal. Si la red se rasga, por decirlo con un término no médico, esto nos obliga a operarlo de nuevo.
Cosa que no fue necesaria. El papa siguió su consejo y viajó a Lisboa. Un encuentro entrañable y muy deseado tanto por el pontífice como por los jóvenes.
Luego Francisco viajó a Mongolia y a Marsella. Se desplazaba habitualmente en silla de ruedas y con respecto a los viajes de sus inicios como papa, se notó que el ritmo de la agenda ha disminuido significativamente.
La salud de Francisco volvió a ser noticia a finales de noviembre, cuando la gripe, la inflamación pulmonar y las dificultades para respirar, le obligaron a cancelar su tan esperada cita con la cumbre sobre el clima.
Aún así el pontífice no parece tener intención de pararse. Sigue manteniendo encuentros oficiales, en ocasiones hasta ocho en un día. Tampoco suele fallar en sus citas multitudinarias en el Vaticano, como las catequesis semanales de los miércoles. Sigue presidiendo reuniones y grandes asambleas como la del sínodo de la sinodalidad en octubre. Está por ver qué le depara este nuevo año de vida aunque el pontífice argentino ha demostrado que por mucho que pasen los años él no pierde las ganas de vivir.
JRB
