El sábado tendrá lugar en la plaza de San Pedro la tradicional inauguración del árbol y el pesebre del Vaticano. Será a las cinco de la tarde, durante la ceremonia, cuando se descubra el belén, que este año viene de Greccio.
Este pesebre tiene un significado especial: conmemora el primero de la historia, el de san Francisco de Asís, cuando se cumplen justo 800 años de aquel momento.
También se encenderá el árbol, un abeto de 25 metros de altura. Cuando acabe el tiempo de Navidad, su madera será utilizada para fabricar juguetes que repartirá Cáritas.
El papa Francisco no suele acudir a esta ceremonia, pero cada año se reúne esa misma mañana con las delegaciones encargadas para la presentación de los dones oficiales. Lo hace en el aula Pablo VI, donde también hay un belén.
FRANCISCO
El árbol y el pesebre son dos signos que siguen fascinando a grandes y pequeños. El árbol, con sus luces, nos recuerda a Jesús, que viene a iluminar nuestras tinieblas, nuestra existencia, a menudo encerrada en las sombras del pecado, del miedo, del dolor.
Es tradición que el papa vaya a visitar el árbol y el belén de la plaza. Usualmente, la fecha escogida es el último día del año. El 31 de diciembre, Francisco, después del Te Deum, sale a la calle para saludar a los presentes y contemplar estos dos símbolos tan característicos de la Navidad.
CA