Raphael es guardia suizo. Y conoció a Pilar en México durante unas vacaciones.
RAPHAEL EGGER
Guardia Suizo
Estuve tres meses en Mérida. Aprendí el español y me enamoré de ella. Y todo lo demás lo puede contar ella.
Se casaron en 2017 y ahora viven en un apartamento dentro del Vaticano con su hijo. Una vida que Pilar jamás se imaginó.
PILAR PATRÓN
Cuando me propone que nos casemos pues yo no tenía idea, la verdad. Me dicen: vayámonos a Roma y dices: ¿pues qué? Pues vayámonos. Y llego acá y un cambio total, absoluto.
El cambio implicó ir a otro país, el Vaticano, tener que estudiar italiano y pasar mucho tiempo sola hasta que consiguió entablar amistad con otras mexicanas y con las esposas de los otros guardias. Y eso por no hablar de la dificultad de vivir con una persona cuyo trabajo tiene turnos variables.
PILAR PATRÓN
Al principio me costó mucho trabajo por los turnos que tenía. A veces tenía turno de noche y me daba trabajo porque él tiene que descansar antes de ir a su turno y si se despertaba a las 11 de la noche pues me despertaba a mí y cuando llegaba a las 6 de la mañana hay que estar toda la mañana en silencio para no despertarlo porque al final del día tiene que volver a trabajar.
La llegada de su hijo hizo la situación aún más interesante.
PILAR PATRÓN
Ahorita con Ignacio pues a mí se me hace un poco difícil en el sentido de que a lo mejor pasa un día entero sin ver a papá.
Por ejemplo, ayer lo vio en todo el día hora y media. No pasa nada, hoy ya lo vio más. Pero para mí se me hace eterno el día solo con Ignacio.
Aunque Pilar también está encantada con el ambiente en el que su hijo está creciendo.
PILAR PATRÓN
Acá dentro, independientemente de si vives en un apartamento dentro o fuera somos como una gran familia. Entonces todos nos apoyamos, Ignacio está creciendo en un ambiente muy bonito, muy seguro.
Muchos guardias que tienen hijos pues Ignacio, sin ir a la escuela todavía ya tiene amigos acá dentro. Que todas las tardes, después de clases como el mismo camioncito que los lleva luego los va a buscar, bajan, juegan acá abajo en el cortile, juegan al fútbol.
El otro rasgo característico de vivir en el Vaticano es que con relativa frecuencia pueden ver al papa. Y Francisco no pierde de vista a esta pareja. Siempre que puede les regala tequila.
PILAR PATRÓN
Le agradecí cuando se me acercó, le dije “muchas gracias por el tequila su Santidad” y me contestó “¿Ya se te acabó?”.
La emoción es la misma. Tanto de la primera como de la última. O sea, cada año es la misma emoción de verlo.
Vivir en el Vaticano, como le ocurre a Pilar, ha sido un giro inesperado en su vida. Una aventura que comenzó durante unas vacaciones de un soldado suizo en México. Unas vacaciones que marcaron su vida.
JRB