Tras una larga lucha judicial entre los padres y los tribunales ingleses, Indi Gregory, el bebé de ocho meses que iba a ser trasladado al hospital del Vaticano, murió a la 1:45, hora británica. Fue en la madrugada del lunes.
Así lo confirmó parte del equipo legal de la familia a través de este tweet. En él, recogen las palabras del padre de Indi que, en nombre también de su mujer, afirmaban sentirse “enfadados, desconsolados y avergonzados”.
El último recurso que presentó la familia para intentar mantenerla con vida fue rechazado el viernes por la tarde. El juez del caso falló que la pequeña sería trasladada a un hospicio y que se le retiraría el soporte vital. Y así sucedió.
Poco antes de que Indi fuese extubada, el director de la sala de prensa del Vaticano comunicó a los periodistas que el papa Francisco había enviado un mensaje a los padres del bebé. Dijo que rezaba por ella y por todos los niños que sufren por enfermedades o por la guerra.
De hecho, Indi, que recibió la nacionalidad italiana tras un consejo de ministros de urgencia, iba a ser trasladada al hospital de la Santa Sede. Al Bambino Gesù se le pidió su disponibilidad para acoger y atender a la pequeña, una petición que aceptaron. Sin embargo, el bebé nunca llegó a Italia.
Ahora, sus padres señalan que, en su nombre, seguirán luchando contra la eutanasia y contra la “modernidad”, tal y como explican, que reprime a los débiles e indefensos.
CA