Es el regalo que unos padres jamás podrían imaginar. Nada más y nada menos que el papa bautice a su hijo. Eso fue lo que pasó en el Vaticano el pasado 6 de noviembre.
Francisco le administró este sacramento en la capilla de Casa Santa Marta, su residencia, a un bebé ucraniano de tres meses. Es el último de los diez hijos de este matrimonio: Vitaly, de 37 años, y Vita, de 35. Viven al oeste de Ucrania, una zona “relativamente” a salvo de la guerra.
No es la primera vez que el papa tiene este gesto en la capilla de su casa. En 2015, bautizó al hijo de su amigo Sergio, un humilde cartonero de Buenos Aires.
SERGIO SÁNCHEZ
Presidente, Federación Argentina de Cartoneros
Para los cartoneros, es un orgullo. Yo más orgulloso que todos poder estar acá; que él nos pueda bautizar a nuestro hijo, para nosotros es una alegría bárbara.
Dos años después, en 2017, volvió a impartir el sacramento a 13 niños nacidos en las zonas golpeadas por terremoto de Amatrice. El más pequeño de los bautizados tenía apenas cinco días.
En 2020, Francisco repitió este gesto con unas gemelas siamesas de dos años de República Centroafricana. Estaban unidas por el cráneo y, días antes, se habían sometido a una operación en el hospital pediátrico del Vaticano, el Bambino Gesù.
CA