Un mes después del ataque de Hamás y la dura respuesta de Israel la situación es catastrófica: además de los miles de muertos hay decenas de miles de personas desplazadas que han buscado refugio donde han podido. Algunos han encontrado acogida en la única iglesia católica de la Franja de Gaza, la Sagrada Familia.
Gaza tiene una población de unos 2 millones de musulmanes. De la minoría cristiana, la mayoría son griegos ortodoxos. Y el número de cristianos ha disminuido en los últimos años a sólo unos 1.000.
En un vídeo difundido por la iglesia católica de la Sagrada Familia, un grupo de niños reza mientras de fondo se oye el sonido de las bombas.
Uno de los encargados de la Iglesia señala que unas 700 personas están viviendo allí. Y el párroco, el padre Gabriel Romanelli, dice que están haciendo todo lo posible para ayudar a quienes lo necesiten.
En una carta abierta, el patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Pizzaballa, pide a la comunidad internacional ayuda para quienes están sufriendo. Dice que esa ayuda será clave para intentar reconstruir desde las cenizas de ese lugar tan necesitado de “confianza, esperanza y amor”.
El papa está pendiente de la situación y la sigue muy de cerca. De hecho, llama a los feligreses a menudo.
KG
