Francisco retomó una apretada agenda oficial de encuentros y celebraciones tras un parón de casi un mes. Esto se debe a que, en octubre, su trabajo estuvo centrado en el Sínodo sobre la Sinodalidad.
Solo en la primera semana de noviembre, el papa presidió dos importantes eucaristías: salió del Vaticano para celebrar una misa en el cementerio británico militar de la II Guerra Mundial, que está en Roma.
También presidió otra eucaristía por los cardenales y obispos fallecidos durante el año. En su homilía, su recuerdo fue para Benedicto XVI del que, en mes y medio, se cumplirá un año de su muerte.
Además de estos grandes eventos, Francisco volvió a tener audiencias privadas. Recibió a dos nuevos embajadores ante la Santa Sede: el de Brasil y la de Suiza, que le entregaron sus credenciales.
En cuanto a delegaciones, estuvo con miembros de la televisión brasileña “Rede di Vida”, con los que protagonizó uno de los mejores momentos de la semana. Estaba presente su fundador, al que le cantaron el cumpleaños feliz en portugués.
Antes de despedirlo, el papa tuvo un entrañable gesto con esta anciana.
-Gracias.
-Continúa sonriendo. Continúa riendo.
Y ya sí, saludó al periodista Joao Monteiro, al que le preguntó lo siguiente:
-¿Cuántos años?
-Ochenta y cinco.
Este fue uno de los muchos encuentros que figuraban en la apretada agenda del papa, quien estuvo también en una audiencia privada con el presidente una fundación social de Emiratos Árabes Unidos, país donde viajará Francisco del 1 al 3 de diciembre.
CA
