Clemente XI fue un papa avanzado a su tiempo. Pocas décadas antes de la llegada de la Ilustración fundó en Roma, a comienzos del siglo XVIII la Pontificia Academia Teológica. Este instituto nacía con un objetivo: promover el diálogo entre fe y razón y profundizar en los ámbitos de la doctrina cristiana requeridos por los pontífices.
A lo largo de su historia había sufrido dos reformas: una en el siglo XIX, con Gregorio XVI, y otra en el siglo XX, con Juan Pablo II. Ahora Francisco también la ha reformado.
A través del motu proprio Ad theologiam promovendam, el pontífice señala que es necesario “un cambio de paradigma”. Algo que ya había señalado a otras instituciones como a la Pontificia Academia para la Vida.
FRANCISCO
Se trata de partir de las experiencias que todos compartimos como seres humanos y estudiarlas, adoptando las perspectivas de la complejidad, el diálogo transdisciplinar y la colaboración entre distintas materias.
El papa dice que este cambio de paradigma debe ayudar a promover una teología más sinodal, pastoral y transdisciplinar. En otras palabras, que dé un paso más y que de profundizar en la fe ayude a explicarla en el contexto cultural de cada momento. Por eso, en los nuevos estatutos, se hace mucho hincapié en la necesidad de que esta academia esté al servicio de instituciones dedicadas a la teología, como las universidades pontificias, a quienes ya en 2018 pidió una mayor colaboración entre ellas.
JRB/CA
