El papa dedicó su catequesis semanal a una reflexión sobre su viaje a Marsella con motivo del cierre de los Encuentros Mediterráneos.
Aseguró que el fruto de los Encuentros Mediterráneos fue la propuesta de una mirada distinta al mediterráneo. Pidió una aproximación más humana al flujo de migración en esta zona. Dijo que no debía ser una mirada únicamente política o ideológica, sino una que considere al ser humano como un hermano.
RESUMEN DE LA CATEQUESIS DEL PAPA:
Queridos hermanos y hermanas:
La semana pasada estuve en Marsella, donde participé en la conclusión de los “Encuentros del Mediterráneo”. El sueño y el desafío compartido es que el Mediterráneo recupere su vocación de cuna de civilización, de vida y de paz. No podemos permitir que se convierta en una tumba, o que facilite la guerra y la trata de personas. Hace dos mil años, de su costa oriental partió el Evangelio de Jesucristo, para que todos los pueblos conocieran el amor del Padre, que nos llama a vivir en fraternidad.
Queridos amigos, necesitamos una mirada sobre el Mediterráneo que nos ayude a infundir esperanza en nuestra sociedad, y especialmente a las nuevas generaciones. El evento de Marsella nos ha planteado una mirada humana y esperanzada. Una mirada humana, es decir, capaz de referirlo todo al valor primario de la persona humana y de su dignidad inviolable. Y una mirada de esperanza, con experiencias y rostros concretos, que nos impulsen a construir relaciones fraternas y de amistad social.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos a María, Consuelo de los Migrantes, que acompañe el camino de los pueblos del Mediterráneo, para que entre todos construyamos un mosaico de esperanza y fraternidad. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.
PA