Al terminar el ángelus el papa recordó a los presentes que durante la semana que iba a comenzar viajaría a Marsella, en Francia. Dijo que viajaría allí para participar junto con autoridades civiles y religiosas del Mediterráneo en un encuentro en el que hablarían de desafíos de la región, como la crisis migratoria.
FRANCISCO
Eso representa un desafío no fácil, como vemos también por las noticias de estos días, pero que hay que afrontarlo juntos, porque es esencial para el futuro de todos, que será próspero solo si se construye sobre la fraternidad, poniendo en primer lugar la dignidad humana, las personas concretas, sobre todo las más necesitadas.
De hecho, a lo largo de los cinco días anteriores llegaron a las costas italianas casi 12.000 inmigrantes y refugiados y los centros de acogida no tienen medios ni estructura para acogerlos en condiciones dignas.
JRB