San Andrés Kim Taegon es el primer sacerdote y mártir de Corea. Francisco se detuvo a rezar en el lugar donde nació durante su visita al país en 2014 y también le dedicó una catequesis al ponerlo como ejemplo de evangelizador.
Ahora una estatua del santo está en el exterior de la basílica de San Pedro y hasta Roma se desplazó una delegación de 300 personas para asistir al acto de colocación de la escultura.
El papa se reunió con ellos y les recordó el ejemplo de San Andrés, que en un contexto como el que vivió, marcado por la guerra, supo no dejarse llevar por el odio y convertirse en sembrador de paz.
FRANCISCO
Es una profecía para la península coreana y para el mundo entero. Es un estímulo para convertirnos en buenos compañeros de camino y testigos de reconciliación. Es el testimonio creíble que el futuro no se construye con la fuerza violenta de las armas, sino con la suavidad de la cercanía. Confiemos a San Andrés Kim el sueño de paz de la península coreana, que está siempre en mis pensamientos y en mi oración.
La colocación de la estatua en el exterior de la basílica forma parte de las iniciativas de la conferencia episcopal de Corea del Sur para celebrar los 200 años del nacimiento de San Andrés Kim Taegon.
JRB