Monseñor Rueda Beltz ha sido uno de los principales colaboradores de Francisco. Fue subsecretario de la Sección para el Personal Diplomático de la Santa Sede y uno de los principales organizadores de los viajes papales. Se le pudo ver cerca del papa, codo con codo, en sus vuelos internacionales.
Ahora le espera una nueva misión como nuncio en un país complicado: Costa de Marfil. Un Estado azotado por hambrunas, guerras civiles y graves problemas climáticos.
En Roma ha recibido la ordenación episcopal de manos del secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin.
El escenario de esta celebración no podía ser otro que la imponente basílica de San Pedro, desde donde el nuevo prelado dedicó estas palabras de agradecimiento al pontífice.
MONS. MAURICIO RUEDA BELTZ
Nuncio en Costa de Marfil
Como nuncio apostólico agradezco al Santo Padre, al cual he sido particularmente cercano en el trabajo de estos, por haberme llamado a representarlo. Ahora es el momento de salir al mar de la vida y llevar a las personas a bordo de la barca de la Iglesia, revelando a ellas el sentido de la dignidad humana y elevándolas a la práctica de las virtudes evangélicas.
Durante la ordenación episcopal, Monseñor Rueda Beltz también tuvo palabras de agradecimiento al arzobispo de Bogotá por lo mucho que le ha sostenido, casi como un padre. Al finalizar su discurso, también dedicó un emotivo mensaje en español a la Virgen.
MONS. MAURICIO RUEDA BELTZ
Nuncio en Costa de Marfil
La bienaventurada esclava del señor y reina de los apóstoles interceda por mi para que cada día fortalezca la fe en Jesucristo y siguiendo el ejemplo de mis queridos padres y hermanos encuentre consuelo en la voz del Señor que repite sin cansarse: Noli timere, vocavi te nomine. No temas, te he llamado por tu nombre.
Durante la celebración, recibió el Báculo, este bastón que sostiene con su mano izquierda. El símbolo del pastor que también reciben a quienes se les encarga un rol diplomático. Le espera un trabajo arduo en un país de las periferias del mundo. Estará en un país inestable política y socialmente, donde los católicos son minoría y donde el fundamentalismo islámico amenaza con expandirse.
JRB/PA