Faltan pocas semanas para el comienzo de la fase final del Sínodo sobre la Sinodalidad. En esta ciudad, en Roma, a pocos metros de la Basílica de San Pedro, obispos, religiosos y laicos de todo el mundo, debatirán sobre el futuro de la Iglesia. Tendrá lugar entre los días 4 y 29 de octubre.
Abrir un proceso de debate siempre lleva consigo escuchar propuestas más o menos afortunadas. Y es evidente que las menos ortodoxas son las que más eco encuentran en los medios de comunicación. En algunos sectores hay miedo a que cambie la doctrina católica. Por ello, el propio Papa Francisco, al regreso de su viaje a Mongolia, insistió sobre el carácter espiritual de esta asamblea.
PAPA FRANCISCO
“Esto no es un programa de televisión donde se habla de todo. No. Es un momento religioso, hay un momento de… intercambio religioso. Piense que en las intervenciones sinodales hablarán tres o cuatro minutos cada uno, tres. Y después tres o cuatro minutos para la oración”.
Desde fuera de la Iglesia hay quienes lo reducen todo a progresistas frente a conservadores, como si se tratase de un encuentro político. Por ello, el Papa cree importante recalcar la esencia de esta asamblea.
PAPA FRANCISCO
“En el Sínodo no hay espacio para la ideología. Su dinámica es otra. El Sínodo es un diálogo entre bautizados, entre miembros de la Iglesia, sobre la vida de la Iglesia…”
Es importante tener esto en cuenta, así como no creer que declaraciones de personas concretas que participan en el Sínodo vayan a determinar el resultado.
También es preciso recordar el título de este encuentro: Sínodo sobre la Sinodalidad. El objetivo es ver de qué forma se encauza la participación de los fieles en la iglesia o cómo dar voz a todos, no realizar cambios doctrinales.
Uno de los cauces de la Sinodalidad son las Conferencias Episcopales, una realidad surgida a finales del siglo XIX y que hasta 1983 no estaba regulada en el Código de Derecho Canónico. Es un foro de encuentro de los obispos que facilita la Comunión. Su resultado ha sido positivo para la Iglesia, pero puede haber otras formas de participación.
El Sínodo de la Sinodalidad ya ha aportado una novedad. Y es que, en un porcentaje reducido, un 25%, se ha abierto la participación en la Asamblea General a fieles, hombres y mujeres, que no son obispos. Una realidad que podría extenderse a las Conferencias Episcopales nacionales o que podría dar lugar a otro tipo de foros que faciliten el diálogo dentro de la Iglesia.
En definitiva, es muy posible que entre las conclusiones de este Sínodo esté la mayor presencia femenina, sean laicas o religiosas, en los foros de decisión de la Iglesia. Un hecho que ya se constata en el Vaticano, con la presencia de mujeres en altos cargos de diversos dicasterios. A partir de ahí, es preciso estudiar cómo gestionarlo, respetando la importancia del sacerdocio ministerial y la autoridad de los obispos.
Algunos críticos relacionan este Sínodo de la Iglesia Universal con el proceso sinodal alemán, que ha presentado una serie de conclusiones rechazadas desde el Vaticano, como la bendición de parejas del mismo sexo. La realidad es que se trata de asambleas muy diferentes. Este Sínodo Universal no entra a valorar cuestiones doctrinales, sino la forma de articular la participación de los fieles y la forma de mejorar la relación entre toda la Iglesia.
De cualquier forma, el secretario general del Sínodo, el cardenal Grech, siempre ha dejado claro la esencia de este foro.
CARD. MARIO GRECH
Secretario general del Sínodo
“Es un proceso espiritual. Si no invocamos constantemente al Espíritu Santo será un fracaso. No se trata de un experimento sociológico ni de un debate o un ejercicio democrático”.
Quedan pocos días para el comienzo de esta primera Asamblea General. Un foro que tendrá continuidad en octubre de 2024. Veremos poco a poco cómo evoluciona. Pero, de momento, no cabe esperar ningún cambio en la doctrina tradicional de la Iglesia y sí algunos ajustes en su estructura, con el objetivo de ampliar la participación en la Iglesia.
Desde el Vaticano, para Rome Reports, Antonio Olivié
