El papa Francisco llegó al estadio Steppe Arena de Mongolia para presidir la misa con la pequeña comunidad católica, la primera de un papa en el país.
Francisco reflexionó sobre las palabras del salmo y su relación con el pueblo de Mongolia, cuya historia contiene siglos de tradiciones nómadas en las áridas regiones desérticas del país.
FRANCISCO
Sus palabras tienen una resonancia especial en una tierra como Mongolia: un territorio inmenso, rico en historia, una tierra llena de cultura, pero también marcada por la aridez de la estepa y el desierto. Muchos de ustedes están acostumbrados a la belleza y a la fatiga de caminar.
El pontífice alentó a los presentes en el camino cristiano, desafiándolos a evitar la mundanidad y las cosas materiales que no conducen a la verdadera felicidad.
FRANCISCO
Esta es la verdad que Jesús nos invita a descubrir, que Jesús quiere revelaros a todos vosotros, a esta tierra de Mongolia: no hace falta ser grande, rico o poderoso para ser feliz. No. Solo el amor sacia nuestros corazones, solo el amor cura nuestras heridas, solo el amor nos da la verdadera alegría.
Al final de la misa, Francisco tuvo un gesto muy significativo teniendo en cuenta la tensión en las relaciones diplomáticas entre China y la Santa Sede. Se dirigió al pueblo chino mientras unía sus manos a las del cardenal emérito y actual obispo de Hong Kong.
FRANCISCO
Estos dos hermanos obispos: el emérito de Hong Kong y el actual obispo de Hong Kong. Quisiera aprovechar su presencia para enviar un caluroso saludo al noble pueblo chino. A todo el pueblo le deseo lo mejor y que siga adelante. Progresad siempre. Y a los católicos chinos, os pido que seáis buenos cristianos y buenos ciudadanos.
Este saludo llega después de que el papa Francisco enviara un telegrama a China agradeciendo al país poder sobrevolarlo en su viaje a Mongolia. El actual obispo de Hong Kong, Stephen Chow Sau-Yan, será creado cardenal en el consistorio del 30 de septiembre.
KG
TR: CA