La visita entre los fieles de Mongolia dejó algunos momentos de gran emoción como este con el hombre de la chaqueta roja que llora ante el papa mientras el cardenal Giorgio Marengo trata de explicar a Francisco lo que sucedía.
Francisco visitó la minúscula catedral de San Pedro y San Pablo que está en la capital del país. Está situada en el tercer piso de esta estructura. Dentro lo esperaban obispos, sacerdotes, religiosos y catequistas que viven en Mongolia.
Muchos de ellos son misioneros y ante ellos el papa pronunció palabras de ánimo. Les recordó lo importante que es que vivan cerca de los pobres y que recen cotidianamente para evitar que el cansancio de la tarea evangelizadora termine creando frustración. En ese sentido les dijo que es importante rezar en silencio ante el sagrario y la adoración.
FRANCISCO
El cristiano es aquel capaz de adorar. Adorar en silencio. Y después, de esta adoración, surge la actividad. Pero no olvidéis la adoración. Hemos perdido un poco el sentido de la adoración en este siglo pragmático.
También les dijo que es muy importante vivir la unidad en torno al obispo.
Por último lanzó un mensaje a las autoridades políticas en general, para recordar que no se debe ver a la Iglesia como un actor político. Un mensaje pronunciado en un país vecino a China.
FRANCISCO
El Señor Jesús, enviando a los suyos al mundo, no les mandó a difundir un pensamiento político, sino a dar testimonio con su vida de la novedad de las relaciones con su Padre, que se convirtió en “nuestro Padre”.
Por eso los gobiernos y las instituciones seculares no deben temer nada de la acción evangelizadora de la Iglesia.
Antes de entrar en la pequeña catedral de San Pedro y San Pablo el papa había visitado a la mujer que encontró la estatua de madera de la Virgen que ahora está en la catedral. Al terminar el encuentro el papa bendijo la imagen y saludó uno por uno a todos los presentes.
JRB