El presidente del APSA, Nunzio Galantino, espera que poco a poco se supere el trauma de la bochornosa operación inmobiliaria de Londres que realizó la Secretaría de Estado.
El Vaticano perdió millones de euros por la compra-venta de un inmueble y los pagos a intermediarios. Desde hace más de dos años el juez está estudiando si los mediadores estafaron al Vaticano y si los trabajadores de Secretaría de Estado implicados en la operación se dejaron sobornar o fueron imprudentes.
MONS. NUNZIO GALANTINO Presidente del APSA No sé cómo terminará ni quiero entrar en detalles pero esa operación no ha hecho bien a la Iglesia, hizo que perdiera reputación y cuando uno que pierde reputación se pone a predicar, aunque hable del Evangelio y de valores, su palabra pierde credibilidad.
Ahora la gestión de los fondos de Secretaría de Estado depende del organismo que preside Nunzio Galantino, que es clave para la supervivencia de la Santa Sede.
En 2022, del APSA, salieron 32 millones de euros que sirvieron para aliviar las frágiles cuentas de la curia y la Santa Sede. Sus ingresos dependen de las inversiones que haga, para las que el Vaticano ha creado una nueva política que intente evitar casos como el de Londres. Se debe invertir en fondos que no vayan contra la doctrina social de la Iglesia ni en fondos a alto riesgo.
MONS. NUNZIO GALANTINO Presidente del APSA Como dijo una vez el papa volviendo de su viaje a Japón: el dinero que se tiene no se esconde en el cajón. El buen padre de familia no lo deja ahí. Lo invierte. Evidentemente no podemos permitir hacer inversiones que rindan mucho pero que supongan un alto riesgo. Porque el dinero de la Iglesia debe servir para realizar su misión.
Y realizar su misión no es simplemente lucrarse sino ayudar a afrontar gastos de la curia y la Santa Sede tales como el mantenimiento de más de 100 nunciaturas y el pago de los cerca de 5.000 empleados que trabajan tras los muros del Vaticano.
El otro ámbito donde el APSA genera ingresos es la actividad inmobiliaria. En Italia este organismo gestiona 4.072 propiedades. Y en el extranjero 1.200.
El origen de todo este patrimonio es histórico y tiene que ver con el país vecino, Italia, que hizo caer los Estados Pontificios a finales del siglo XIX.
El Vaticano vio reducido su territorio al mínimo y tras largas negociaciones, en 1929, el Estado italiano decidió compensar a la Santa Sede con dinero. El mercado inmobiliario italiano se convirtió en una vía clave para generar ingresos y sobrevivir.
Aunque el papa de entonces, Pío XI, también decidió comprar inmuebles en el extranjero por si en el futuro la relación entre Italia y el Vaticano se volviera a complicar y el pontífice y toda la curia tuvieran que trasladarse a otro país.
MONS. NUNZIO GALANTINO Presidente del APSA ¿Por qué Pío XI invirtió en el extranjero? No lo hizo porque tuviera sed de lujos, como si dijera: no me basta lo que hay en Roma. Quiero edificios de Londres, en los Campos Elíseos de París y en Suiza. No. El motivo fue otro. En los años precedentes el gobierno italiano había expropiado los bienes de la Iglesia. Los había convertido en públicos, residencias... El actual palacio del presidente de la República era de la Santa Sede. Muchas cárceles eran conventos.
Aunque el ostentar propiedades en territorio extravaticano no le sale gratis al APSA. En 2022 pagaron en impuestos a Italia más de 9 millones de euros.
En todo caso, las finanzas vaticanas están afrontando una etapa de cambios en los que se están reforzando los sistemas de control. El APSA es clave para la economía de la Santa Sede pero no es independiente. La reforma impulsada por Francisco lo somete al menos a tres tipos de control distintos. Y no es para menos: porque Galantino señala que la credibilidad del Vaticano depende mucho cómo gestiona sus bienes. O es más: dice que la evangelización también depende de cómo la Santa Sede maneja su dinero.
MONS. NUNZIO GALANTINO Presidente del APSA Puede parecer extraño ¿no? ¿Qué tiene que ver la administración de los bienes con la evangelización? Yo suelo decir que administrar los bienes es una condición previa para la evangelización. ¿Por qué? Porque si yo no administro correctamente los bienes que tengo, pierdo credibilidad, pierdo reputación.
En el cónclave de 2013 los cardenales pidieron que se pusiera fin a escándalos financieros en el Vaticano. Esta tarea ya se había iniciado en tiempos de Benedicto XVI con la entrada en el sistema de control financiero del Consejo de Europa. Francisco, a lo largo de estos últimos años, ha tratado de dar más pasos en esa dirección. El tiempo dirá si han sido eficaces.
JRB