A Francisco le preocupe que se reduzca la vida cristiana a no cometer pecados contra el sexto mandamiento.
Esta es una de las ideas que salieron del diálogo del papa con los jesuitas portugueses con los que se reunió durante la JMJ. Concretamente dijo lo siguiente:
Lo que a mi no me gusta nada, en general, es que se mire al llamado “pecado de la carne” con lupa, como se hizo durante mucho tiempo en referencia al sexto mandamiento. Y en cambio si explotabas a los trabajadores, si mentías o engañabas no contaba porque los pecados que se miraban eran los de cintura para abajo.
Durante el encuentro también se habló de la pastoral con personas católicas que son homosexuales y que pretenden mantener relaciones con personas del mismo sexo. Ante esta situación Francisco sugirió esta línea de acción:
“No hay que ser superficiales e ingenuos, obligando a las personas a hacer cosas o a adoptar comportamientos para los cuales no son maduros o no son capaces”.
También señaló que mantiene correspondencia con personas trans.
Otro de los asuntos delicados de los que se habló fue la relación entre el papa y los sectores católicos de los Estados Unidos que critican sus decisiones. El papa les pidió reflexionar en los criterios de San Vicente de Lerins del siglo V, quien recordó que hay doctrinas que evolucionan y que progresan, de la misma forma que había situaciones que en el pasado se aceptaban y ahora no. Como por ejemplo la esclavitud o la pena de muerte, que ahora son condenadas por la Iglesia. Los moralistas, señaló, deben correr el riesgo de aceptar cambios a la hora de afrontar los graves problemas de nuestro tiempo.
JRB
